TU SALUD MENTAL EN LA FLUCTUACIÓN HORMONAL

 

Para muchas mujeres, los años más exigentes a nivel personal y también a nivel profesional (la fase de su carrera en la que es más probable que asuman roles de liderazgo y ganen más dinero) coinciden entre los 40 y los 50 años.

 

Casualmente, esta también es la edad en la que es más probable que experimenten la transición hacia la peri/menopausia. No es de sorprender por tanto, que en una encuesta realizada en 2021 en Reino Unido se encontrara que casi un millón de mujeres habían dejado sus trabajos debido a la menopausia de forma más o menos directa.

 

Como resultado de las investigaciones, hoy en día ya podemos empezar a entender la relevancia de la conexión entre la salud mental de las mujeres y las hormonas. La menopausia puede manifestarse en forma de cambios,  tanto físicos, como emocionales: depresión, ansiedad, falta de concentración, pérdida de identidad… que pueden ser problemas de salud mental o efectos secundarios de las fluctuaciones hormonales.

 

Para hacer una especie de “autoexploración” o toma de consciencia, las tres “C” de la menopausia te pueden ayudar a determinar si tu ansiedad o depresión es un problema psicológico o más bien un síntoma de la menopausia. Observa en ti  esas tres cosas: cambios en tu Cuerpo, cambios en tu Ciclicidad y tus Condicionantes familiares y luego ponte en manos de un profesional de la salud especializado en este campo para atender y afinar en tu salud:

 

CAMBIOS EN TU CUERPO

Ninguno de los criterios utilizados para definir el trastorno depresivo mayor incluye cambios físicos. Si estás experimentando depresión acompañada de piel seca, insomnio y/o sofocos, sería sensato considerar el papel que la menopausia podría estar desempeñando en tu estado anímico.

 

CAMBIOS EN TU CICLO MENSTRUAL

Pregúntate si ha cambiado la frecuencia, duración o cantidad de tu flujo menstrual. A veces los primeros cambios en el ciclo menstrual se manifiestan con acortamientos del ciclo, algo que de forma general, no nos hace considerar que nos encontremos ante una bajada hormonal (reclutamiento folicular más rápido y menos progesterona), sino que muchas veces se achaca al estrés u otras circunstancias, o simplemente no se repara en ello. Muchas veces, «a toro pasado», las mujeres se dan cuenta de que los problemas de memoria comenzaron años antes, cuando tenían periodos irregulares.

 

CONDICIONANTES FAMILIARES

Cuando existe un historial familiar o personal de depresión o ansiedad, es más probable que pueda volver a darse un trastorno depresivo mayor en la mediana edad. Pero si la primera depresión es en la mediana edad y va acompañada de síntomas físicos, sería relevante pensar en las fluctuaciones hormonales que pueden estar detrás.

Igualmente, debemos señalar el componente genético en la menopausia. (a veces es útil dibujar un árbol genealógico) porque es probable que experimentes cosas que las personas genéticamente vinculadas a ti también vivieron.

 

Si se determina (por un profesional de la salud) que los síntomas anímicos están conectados con la menopausia, lo recomendable es elaborar un plan de tratamiento integrativo, funcional y holístico: nutrición, descanso, movimiento, regulación de ritmos y en paralelo, si fuera necesario un plus junto con las intervenciones en la base del estilo de vida, valorar  alternativas en cuanto a suplementación y terapia hormonal.

 

En el caso de que existan problemas de salud mental (depresión, ansiedad…), acompañar estas pautas junto con un profesional de la salud mental para abordar los problemas cognitivos y psicológicos asociados con la perimenopausia y la menopausia, sería altamente recomendable.

 

Existen modalidades terapéuticas como la terapia conductual dialéctica, que es un tipo específico de terapia cognitivo-conductual que ayuda con la tolerancia al malestar y la regulación del estado de ánimo que ayuda a las personas con ansiedad y depresión. También se ha demostrado que es eficaz para abordar la desregulación emocional dentro de los cambios de humor en la perimenopausia.

 

Planificando tu madurez ovárica 

Muchas mujeres aún se encuentran en negación cuando se trata de afrontar los cambios propios de esta transición hormonal.

 

Por ello, soy una gran defensora de la divulgación, la información responsable y accesibilidad al autoconocimiento de las mujeres.

Las profesionales de la salud, debemos preparar a las pacientes para un comienzo saludable de la segunda parte de sus vidas (recuerda, es un ecuador, no un ocaso).

 

Igual que planificarías cualquier otra cosa concerniente a tu vida (tu vida, tu familia, tus ahorros…) y tratarías de organizarlo lo mejor posible, así (y más importante aún) es tu salud. Es una inversión en ti misma, tu mayor y mejor inversión. Invierte tiempo, energía, dinero y atención en ti. Si tu no estás bien, nada a tu alrededor lo estará; no podrás darles lo mejor de ti.

 

A partir de los  30-35 años es un buen momento para comenzar a cuidarte de una forma más consciente, más “en serio”; atender a tu alimentación (calidad, vegetales, proteína…), hacer ejercicio para desarrollar masa muscular, deshacerte de hábitos tóxicos como fumar y beber en exceso, tomar algún suplemento funcional como plus a tus necesidades específicas, dedicarle a tu sueño nocturno las horas y la calidad que merece, aprender a manejar el estrés e implementar estrategias de atención plena.

 

Todo esto, más allá de lo que podamos pensar, es el verdadero valor, el verdadero tesoro que nos queda para nosotras y para nuestras generaciones descendientes, porque si no cuidamos nuestra salud física y mental, ¿de qué nos sirve todo lo demás?.